miércoles, 3 de octubre de 2012

A veces, tener un mal empleo enferma más que no tener ninguno


El desempleo genera tanto estrés y angustia que puede llegar a afectar el estado físico, pero tener un muy mal trabajo parece ser incluso peor para la salud general, según asegura una nueva investigación hecha por especialistas de la Universidad Nacional de Australia que trabajaron con 7.000 personas en edad laboral. Los científicos averiguaron cuál era su situación laboral y siguieron de cerca su salud física y mental, relacionándola con los cambios que se daban en su profesión.
Las personas desempleadas tenían una peor salud mental general que aquellos que contaban con un trabajo. Sin embargo, la calidad del trabajo influyó mucho en el estado físico y mental de los voluntarios, al punto que algunos participantes con un puesto fijo estaban peor que los desempleados.
Esto se debió a que, a medida que pasaba el tiempo, el estado de ánimo de los participantes en trabajos difíciles o que implicaban demasiadas presiones era socavado paulatinamente. De hecho, los investigadores encontraron que a mayor número de condiciones de trabajo negativas peor salud mental mostraban las personas.
Incluso en el caso de los desempleados, la mejora en su estado de ánimo al encontrar un trabajo dependía mucho de la calidad de dicha posición. La salud mental de los afortunados que hallaron un empleo de alta calidad subió marcadamente, pero aquellos que ocuparon un puesto malo vieron su ánimo empeorar.
Según los investigadores, los participantes del estudio que tenían trabajos de peor calidad sufrieron una caída en su salud mental más vertiginosa, comparados con aquellos que no tenían trabajo. "Las políticas públicas relacionadas al empleo se basan en la noción de que cualquier trabajo es mejor que ninguno, ya que el empleo promueve el bienestar económico y personal -concluyen-. Pero la calidad psicosocial de un trabajo es un factor clave que debe ser considerado en el diseño e implementación de políticas de empleo y bienestar".